sábado, julio 02, 2005

Su mirada era profunda.

Su sonrisa, grácil...espontánea.

Hacía frío esa noche.

Se anidó en mis brazos buscando refugio.

Se lo di.

También le di un beso.

Fugaz...y eterno a la vez.

Contradictorio quizás.

¿Prohibido? Probablemente.

Espontáneo como su sonrisa y su mirada detrás de los lentes.

(...)

La ecuación del caos a las tres y media de la mañana.

2 Comments:

At 7/27/2005 7:14 p.m., Anonymous Anónimo said...

Da gusto ver que aún quedan hombres que escriben, sienten y piensan como tú. Me alegra haberte encontrado.

 
At 8/15/2005 12:26 a.m., Anonymous Anónimo said...

Adorable expresión. Encantador extracto.

 

Publicar un comentario

<< Home